Castilla y León vive horas de angustia. Una decena de incendios forestales continúan activos, obligando a mantener la evacuación de cerca de 3.800 personas que han tenido que abandonar sus hogares a la carrera, sin saber cuándo podrán volver. La situación más dramática se concentra en las provincias de Zamora y León, donde el fuego avanza sin tregua.
La pesadilla de Losacio, un monstruo de fuego
El incendio de Losacio, en Zamora, se ha convertido en una auténtica catástrofe medioambiental y humana. Las llamas han devorado ya más de 30.000 hectáreas, dibujando un perímetro que supera los 100 kilómetros. Este desastre se ha cobrado la vida de un brigadista y un ganadero, sumiendo a la comarca en un profundo luto.
Un total de 34 localidades permanecen desalojadas. Con la primera luz del día, los medios aéreos se han reincorporado a las labores de extinción, una ayuda crucial para intentar frenar a un enemigo que parece imparable, avivado por el viento y el calor extremo.

¿Qué significa que un incendio esté en nivel 2?
Muchos de los fuegos activos, como los de Losacio y Boca de Huérgano, han sido declarados de nivel 2 de peligrosidad. Pero, ¿qué implica exactamente? Este nivel se activa cuando un incendio, por su gravedad y evolución, puede suponer un riesgo serio para la población o para bienes de naturaleza no forestal, como casas o infraestructuras.
Implica, además, que la situación desborda la capacidad de respuesta de la comunidad autónoma, por lo que se hace necesaria la intervención de medios extraordinarios, como la Unidad Militar de Emergencias (UME), que ya se encuentra desplegada en varios frentes.
Boca de Huérgano: la lucha en la montaña leonesa
Mientras Zamora sufre su particular infierno, la provincia de León no se queda atrás. El incendio declarado en Boca de Huérgano, en plena Montaña Oriental, presenta enormes complicaciones. Se originó en una zona de difícil acceso, lo que está dificultando enormemente el trabajo de los equipos de extinción terrestres.
La orografía escarpada convierte cada avance en una batalla. Otros focos en la provincia, como el de Montes de Valdueza, cerca de Ponferrada, también preocupan y mantienen a los servicios de emergencia en máxima tensión. El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, se ha desplazado a la zona para seguir de cerca la coordinación del operativo.
¿Por qué son tan difíciles de apagar estos incendios?
La virulencia de los incendios de este verano se debe a una combinación de factores letal. A las condiciones meteorológicas extremas, con olas de calor persistentes y sequía acumulada, se suman vientos cambiantes que avivan las llamas y las propagan a gran velocidad. En zonas como la montaña leonesa, el terreno escarpado impide que los vehículos y las brigadas puedan acceder directamente al frente del fuego, dejando gran parte del peso de la extinción en los medios aéreos.
El estado de la masa forestal, muy seca tras meses sin lluvias significativas, actúa como un combustible perfecto. La magnitud de estos fuegos es tal que incluso se pueden monitorizar desde el espacio, como muestran los datos del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales.