Hay momentos en los que la impotencia se desborda y se convierte en pura rabia. Eso es exactamente lo que ha sentido el aventurero leonés Jesús Calleja, quien, viendo cómo las llamas devoraban una vez más los montes de su tierra, no ha podido morderse la lengua. Su reacción, visceral y directa, ha resonado con fuerza en las redes sociales, poniendo palabras al dolor de miles de personas.
Visiblemente afectado y con una frustración palpable, Calleja compartió un mensaje desgarrador. «Se me ha ido la pinza», confesaba, una expresión coloquial que resume a la perfección el hartazgo ante una situación que se repite cada verano. Para él, lo que sucede en los montes no son simples accidentes, sino actos deliberados que merecen el calificativo más duro: “terrorismo medioambiental”. Una declaración contundente que busca sacudir conciencias.

¿Por qué los incendios forestales son un problema tan grave en España?
La indignación de Calleja no es un caso aislado, sino el reflejo de una realidad alarmante. Según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, una abrumadora mayoría de los incendios forestales en España tienen origen humano, ya sea por negligencia o intencionadamente. La provincia de León, y en general Castilla y León, es una de las zonas más castigadas. Estos fuegos no solo destruyen biodiversidad y paisajes únicos, sino que también amenazan vidas, propiedades y el futuro de las zonas rurales.
El aventurero, que ha recorrido los lugares más recónditos del planeta, siente un vínculo especial con las montañas que le vieron crecer. Por eso su dolor es tan profundo. No se trata solo de la pérdida de árboles, sino de la destrucción de un patrimonio natural y emocional que considera suyo y de todos. En su mensaje, Calleja clama por un endurecimiento de las leyes y un mayor compromiso ciudadano para vigilar y denunciar a los responsables de esta lacra.
Un llamamiento a la acción colectiva
Más allá de la queja, las palabras de Jesús Calleja son una llamada a la acción. Pone el foco en la necesidad de que la sociedad se implique activamente en la protección de su entorno. Su fama se convierte así en un altavoz para una causa que nos afecta a todos, recordando que la defensa de la naturaleza no es una opción, sino una obligación compartida.
¿Qué se considera ‘terrorismo medioambiental’?
Aunque no es un término legalmente tipificado como tal en el código penal, la expresión ‘terrorismo medioambiental’ utilizada por Calleja describe de forma muy gráfica la intencionalidad y el grave daño causado por quienes provocan incendios. Se refiere a actos deliberados que atentan contra el ecosistema, generando un impacto social y ecológico devastador, similar al miedo y la destrucción que busca el terrorismo convencional. Organizaciones como WWF advierten de que detrás de muchos fuegos hay intereses económicos o simple maldad, lo que justifica el uso de un lenguaje tan contundente para concienciar sobre su gravedad.
La reacción de Calleja, llena de lágrimas y rabia, es la de un leonés que ve cómo una parte de su identidad se hace cenizas. Un grito de auxilio que espera, esta vez sí, ser escuchado.