La chispa que enciende el conflicto en los montes de León
Un cambio inesperado en la gestión de los incendios forestales ha encendido todas las alarmas entre los profesionales que mejor conocen el terreno. La Asociación de Agentes Forestales y Medioambientales de Castilla y León (APAF-CyL) ha lanzado una seria advertencia: la Junta está apartando a sus agentes de la dirección de extinción de incendios, una responsabilidad que han desempeñado con eficacia durante las últimas cuatro décadas.
Esta medida, que califican de «incomprensible y peligrosa», supone un giro radical en la estrategia de lucha contra el fuego en la provincia. Los agentes, que hasta ahora eran los máximos responsables sobre el terreno en la mayoría de los fuegos, se sienten relegados y advierten de que esta decisión podría tener consecuencias nefastas para la seguridad de los ecosistemas y las personas.

¿Qué hace exactamente un Director de Extinción?
Para entender la magnitud del problema, es crucial saber qué implica este cargo. El Director de Extinción no es solo una figura de autoridad; es el cerebro de la operación sobre el terreno. Esta persona es responsable de analizar la evolución del incendio, decidir las estrategias de ataque, coordinar a todos los medios —brigadas, helicópteros, motobombas— y, lo más importante, garantizar la seguridad de todo el personal que lucha contra las llamas.
Según la estructura habitual de los operativos, su conocimiento del terreno, la meteorología local y el comportamiento del fuego es vital para tomar decisiones críticas en cuestión de segundos. Quitarle esta función a quien pisa el monte a diario es, para los agentes, como poner a un capitán de barco a dirigir un avión en plena tormenta.
Cuarenta años de experiencia, borrados de un plumazo
La sensación entre el colectivo es de profundo malestar y desmotivación. Durante 40 años, los agentes forestales y medioambientales han sido la primera línea de mando, acumulando una experiencia insustituible. «Somos nosotros quienes conocemos cada camino, cada cortafuegos, cada fuente de agua y cómo se comporta el viento en cada valle», explican desde la asociación. Consideran que su destitución no responde a criterios técnicos, sino a una decisión política que desmantela un modelo que funcionaba.
Critican que el nuevo sistema favorece una gestión «desde un despacho», donde técnicos con menos experiencia en la lucha directa contra el fuego toman el control, a menudo a kilómetros de distancia del frente de llamas. Esto, alertan, ralentiza la respuesta y aumenta el riesgo para los equipos de extinción.
¿Por qué se considera un paso atrás en la lucha contra el fuego?
La principal crítica es que se pierde la inmediatez y el conocimiento profundo del entorno. Un agente que patrulla una comarca todo el año sabe perfectamente qué zonas son más peligrosas, por dónde puede avanzar el fuego o cuáles son las vías de escape más seguras. Este conocimiento práctico, argumentan, no puede ser sustituido por un plan teórico trazado en una oficina.
La medida ha generado una ola de solidaridad. La Asociación Española de Agentes Forestales y Medioambientales (AEAFMA) ya ha mostrado su apoyo a sus compañeros de Castilla y León, subrayando que esta decisión va en contra de la eficiencia y la lógica que debe imperar en las emergencias.
¿Qué reclaman los agentes forestales?
La petición del colectivo es clara y directa: exigen a la Junta de Castilla y León que rectifique y les devuelva las competencias como Directores de Extinción. No buscan un conflicto, sino la restauración de un sistema que, según defienden, ha demostrado su valía durante décadas. Advierten que seguir adelante con este cambio no solo desaprovecha su capital humano y su experiencia, sino que pone en jaque la eficacia de todo el operativo de lucha contra incendios (INFOCAL) en un momento de riesgo climático creciente.