Un viaje para evaluar la catástrofe
En un gesto de ¿solidaridad? y ¿para conocer de primera mano la magnitud del desastre?, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tiene previsto visitar este domingo las áreas más afectadas por la devastadora ola de incendios que ha golpeado el noroeste peninsular. Su agenda le llevará a dos de los puntos más calientes: Ourense y la provincia de León, donde las llamas han dejado un paisaje desolador y han puesto en jaque a los servicios de extinción. Esperemos que no diga que si necesitamos ayuda, tenemos que pedirla.
La visita comenzará en la localidad orensana de O Carballiño para después desplazarse a la comarca de Valdeorras. Este último punto es especialmente simbólico, ya que el fuego no ha entendido de fronteras administrativas, afectando tanto a Galicia como a Castilla y León, con especial virulencia en el municipio leonés de Puente de Domingo Flórez.

¿Por qué fue tan grave el incendio de Valdeorras?
El incendio originado en la comarca de Valdeorras se convirtió en uno de los más preocupantes del verano por su rápida y virulenta expansión. Las condiciones meteorológicas extremas, con altas temperaturas y viento, provocaron que las llamas saltaran de Galicia a la provincia de León, arrasando miles de hectáreas a su paso. La situación obligó a evacuar a cientos de vecinos de varias localidades, convirtiendo la zona en un auténtico infierno y demostrando la vulnerabilidad del territorio ante los incendios de nueva generación, mucho más difíciles de controlar.
Un apoyo institucional en el terreno
La presencia de Sánchez en la «zona cero» busca no solo supervisar las labores de extinción y los daños ocasionados, sino también trasladar el apoyo del Gobierno de España a los afectados y a los equipos de emergencia que llevan días luchando sin descanso contra el fuego. Se espera que durante su recorrido pueda conversar con alcaldes, responsables de los operativos y vecinos para conocer sus necesidades más urgentes.
¿Qué implica la visita de un presidente a una zona catastrófica?
Más allá del simbolismo, la visita de un jefe del Ejecutivo a un área declarada como catastrófica suele ser el paso previo a la articulación de ayudas estatales. Este tipo de desplazamientos sirven para que la administración central realice una evaluación directa de los daños en infraestructuras, explotaciones agrícolas y ganaderas, y viviendas. A partir de ahí, se pueden agilizar los trámites para declarar la zona como gravemente afectada por una emergencia de protección civil, lo que desbloquea un paquete de medidas económicas y fiscales para ayudar en la recuperación y reconstrucción del territorio dañado.
Esta visita es, por tanto, un mensaje de compromiso con la recuperación de una comarca que se enfrenta ahora al reto de sobreponerse a las cenizas y mirar hacia el futuro.