La esperada autovía que debe conectar León con Braganza (Portugal) vuelve a ser el epicentro de una tormenta política. Lejos de ser un simple proyecto de infraestructuras, la Autovía del Duero (A-11) se ha convertido en un arma arrojadiza entre el Partido Popular y la Unión del Pueblo Leonés, con acusaciones de inacción y pactos de silencio que amenazan con dejar a la provincia en un punto muerto.
El PP eleva el tono contra la UPL
Desde el Partido Popular de León, la teniente de alcalde de la capital, Margarita Torres, ha lanzado una dura crítica contra sus socios de gobierno en el Ayuntamiento. La acusación es clara: la UPL mantiene un “silencio cómplice” ante el Gobierno de España, liderado por el PSOE, con quien los leonesistas tienen acuerdos tanto en el consistorio como en la Diputación. Según el PP, esta pasividad contrasta con la firmeza que la UPL muestra al exigir proyectos a la Junta de Castilla y León.
Los populares argumentan que la UPL está renunciando a presionar al ejecutivo central para no poner en riesgo sus alianzas políticas, sacrificando así una infraestructura que consideran fundamental para el desarrollo económico y logístico de León.

¿Qué es la Autovía León-Braganza y por qué es tan importante?
La conocida como Autovía León-Braganza es, en realidad, un tramo de la A-11, un proyecto estatal que pretende conectar Soria con la frontera portuguesa a través de Valladolid y Zamora. Su finalización supondría una salida directa y de alta capacidad hacia Portugal, abriendo nuevas oportunidades comerciales, turísticas y logísticas para una provincia que lucha contra la despoblación y el estancamiento económico.
No se trata solo de mejorar la comunicación con el país vecino, sino de integrar a León en flujos económicos más amplios. La conexión permitiría un acceso más rápido a puertos atlánticos y fortalecería el tejido empresarial local, especialmente en el sector del transporte y la exportación.
Una pieza clave en el Corredor Atlántico
La relevancia de esta autovía se multiplica al considerarla parte del Corredor Atlántico, una de las principales redes de transporte transeuropeas. Este eje estratégico, promovido por la Unión Europea, busca facilitar el flujo de mercancías y pasajeros desde Portugal y el oeste de España hacia el corazón de Europa. Dejar a León fuera de este mapa por la falta de una conexión adecuada es, para muchos, una condena al aislamiento.
¿Cuál es el estado actual de la autovía A-11?
El principal problema de la A-11 es su lentísimo avance. El proyecto se ha desarrollado a un ritmo exasperante, con la apertura de pequeños tramos aislados a lo largo de los años. Aunque el Ministerio de Transportes ha puesto en servicio algunos segmentos recientemente, como el que une Langa de Duero y Aranda de Duero, la realidad es que los tramos más cercanos a Zamora y la conexión con Portugal siguen siendo una asignatura pendiente.
Esta ejecución por goteo impide que la infraestructura sea funcional en su totalidad, generando frustración y escepticismo entre la población y el sector empresarial, que ven cómo una promesa histórica sigue sin materializarse.
La política como obstáculo
El PP insiste en que ellos son la única formación que defiende de manera coherente y continua esta infraestructura, sin importar el color político del gobierno central. Con su denuncia, ponen el foco en la UPL, sugiriendo que la defensa de los intereses leoneses debería estar por encima de cualquier pacto político. Mientras tanto, la autovía sigue en el limbo y el debate se enreda en acusaciones cruzadas, dejando a los ciudadanos como los principales perjudicados por la parálisis.