El futuro de la histórica empresa leonesa Laboratorios Ovejero parecía despejarse cuando el gigante farmacéutico Zendal apareció como un salvador. Sin embargo, lo que se presentaba como una solución para garantizar la continuidad industrial ha destapado una profunda controversia que ahora se libra en los tribunales. Una querella presentada por un grupo de acreedores pone en duda la letra pequeña del acuerdo, advirtiendo de un posible perjuicio masivo para las empresas locales que confiaron en Ovejero.

La letra pequeña de un plan de salvación
El plan de viabilidad, aprobado en el marco del concurso de acreedores, contempla la adquisición de la unidad productiva por parte de Zendal, un movimiento que asegura el mantenimiento de la actividad y parte del empleo. La polémica surge del convenio propuesto a los acreedores, que son todas aquellas empresas y particulares a los que Ovejero adeudaba dinero. Según la querella interpuesta, este acuerdo es «ruinoso» y favorece de forma desproporcionada a los nuevos dueños en detrimento de los acreedores, especialmente los de León.
Los términos son duros: se propone una quita (un perdón de la deuda) de hasta el 95% y un plazo de espera para cobrar el 5% restante que se extiende a diez años. Para muchos pequeños proveedores y empresas locales, aceptar estas condiciones significa asumir pérdidas prácticamente totales, un golpe devastador para su propia estabilidad financiera.
¿En qué consiste exactamente el convenio concursal?
Un convenio concursal es una herramienta legal diseñada para que una empresa en quiebra pueda renegociar sus deudas y evitar la liquidación definitiva. Busca un equilibrio entre la supervivencia de la compañía y la satisfacción de los acreedores. Sin embargo, los querellantes argumentan que en este caso el equilibrio se ha roto por completo. Sostienen que los administradores concursales, encargados de velar por los intereses de todas las partes, han diseñado un plan que beneficia casi en exclusiva a Zendal, permitiéndole adquirir una empresa saneada a un coste mínimo mientras se dejan por el camino las deudas con el tejido empresarial local.
La denuncia, ya en manos del Juzgado de lo Mercantil de León, apunta a presuntos delitos de insolvencia punible y delitos societarios, al considerar que se ha actuado en perjuicio de la masa de acreedores. La información sobre este tipo de procesos judiciales y sus edictos se hace pública a través de canales oficiales como el Boletín Oficial del Estado (BOE), garantizando la transparencia del procedimiento.
¿Qué futuro le espera a la empresa?
Mientras la batalla legal sigue su curso, la adquisición por parte del Grupo Zendal abre un nuevo capítulo industrial para Ovejero. Zendal es un referente en la biotecnología y la fabricación de vacunas a nivel internacional, por lo que su llegada podría significar una modernización y expansión de la capacidad productiva de la planta leonesa. La esperanza es que la compañía no solo sobreviva, sino que vuelva a ser un motor económico y de empleo para la provincia.
No obstante, la sombra de la querella plantea una pregunta incómoda: ¿a qué precio se ha conseguido este rescate? La resolución judicial será clave para determinar si el acuerdo fue un mal necesario para salvar una empresa emblemática o si, por el contrario, se cruzaron líneas rojas que perjudicaron injustamente a quienes eran, en última instancia, sus socios comerciales. El caso puede consultarse en el Registro Público Concursal, que ofrece acceso a la información sobre los concursos de acreedores en España.