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Vertedero: El destino final de los residuos no valorizables
Un vertedero, también conocido como relleno sanitario o basurero controlado, es una instalación diseñada para la disposición final y segura de los residuos sólidos urbanos e industriales que no pueden ser reciclados, compostados o valorizados de otra manera. Aunque su función es gestionar los desechos, un vertedero moderno no es simplemente un lugar para tirar basura, sino una infraestructura compleja que busca minimizar el impacto ambiental.
Los vertederos actuales están diseñados con sistemas de impermeabilización en su base para evitar la contaminación del suelo y las aguas subterráneas con los lixiviados (líquidos generados por la descomposición de la basura). También incorporan sistemas de recogida y tratamiento de estos lixiviados y de los gases generados por la descomposición de la materia orgánica, principalmente metano, que en algunos casos puede ser aprovechado energéticamente (biogás).
A pesar de estas mejoras técnicas, el vertedero sigue siendo la opción menos deseable en la jerarquía de gestión de residuos, que prioriza la reducción, la reutilización y el reciclaje. Su existencia es un reflejo de la cantidad de residuos que aún generamos y que no pueden ser reintroducidos en el ciclo productivo, lo que subraya la importancia de fomentar políticas y hábitos que tiendan a reducir la cantidad de desechos que acaban en estas instalaciones.