Pequeños exploradores con mochilas GPS: la misión para salvar al alimoche
En los escarpados cañones de León y Zamora, cuatro jóvenes aventureros se preparan para el viaje de sus vidas. No son humanos, sino pollos de alimoche, el buitre más pequeño y amenazado de Europa. Sobre sus espaldas llevan una diminuta mochila tecnológica, un emisor GPS que permitirá a los científicos seguir en tiempo real su primera y peligrosa migración hacia el corazón de África.
Este proyecto de conservación, impulsado por la Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León, es una carrera contrarreloj para entender y mitigar los peligros que enfrenta esta especie. Los dispositivos, de apenas 25 gramos y equipados con un pequeño panel solar, no molestan a las aves, pero ofrecen un tesoro de información vital para su supervivencia.

¿Por qué es tan crucial seguir a estos buitres?
La respuesta es cruda: el alimoche común (Neophron percnopterus) está en peligro. Catalogado como «Vulnerable» en Castilla y León y como «En Peligro» a nivel mundial por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), cada ejemplar cuenta. La principal amenaza sigue siendo el veneno, usado ilegalmente en el campo, que diezma sus poblaciones. A esto se suman las colisiones con tendidos eléctricos y, cada vez más, con las aspas de los parques eólicos. Gracias al seguimiento GPS, si un ave deja de moverse de forma abrupta, los técnicos pueden acudir rápidamente para determinar la causa de la muerte e identificar «puntos negros» que requieran intervención.
Un viaje de miles de kilómetros, monitorizado al detalle
Cuando estos jóvenes alimoches de los parques naturales de Arribes del Duero y Las Batuecas-Sierra de Francia emprendan el vuelo, se enfrentarán a un viaje de más de 4.000 kilómetros. Cruzarán el Estrecho de Gibraltar para pasar el invierno en la región africana del Sahel, un periplo que solo los más fuertes y afortunados completan. Los datos del GPS revelan sus rutas exactas, las zonas de descanso y alimentación y los lugares donde pasan sus primeros años de vida antes de regresar a la península para reproducirse.
¿Qué información específica proporciona el GPS?
Estos avanzados dispositivos registran mucho más que la ubicación. Envían datos sobre la altitud de vuelo, la velocidad y los patrones de actividad. Esta información permite a los conservacionistas entender sus comportamientos y, por ejemplo, negociar con las compañías eléctricas para aislar los postes peligrosos o con los promotores eólicos para optimizar la ubicación de los aerogeneradores y minimizar el riesgo de colisión. La tecnología se convierte así en la mejor aliada para la protección de la biodiversidad.
¿Cómo podemos contribuir a la conservación del alimoche?
Aunque las grandes acciones están en manos de expertos y administraciones, los ciudadanos también pueden ayudar. La principal contribución es el respeto por el entorno natural: no dejar basuras, no molestar a la fauna y, fundamentalmente, denunciar cualquier cebo envenenado o animal muerto en circunstancias sospechosas a las autoridades, como el SEPRONA de la Guardia Civil. La concienciación sobre la fragilidad de especies como el alimoche es el primer paso para garantizar que sus épicos viajes migratorios continúen en el futuro.