El cielo de agosto nos regala cada año uno de los espectáculos astronómicos más esperados: la lluvia de estrellas de las Perseidas. Conocidas popularmente como las Lágrimas de San Lorenzo, esta cita cósmica es una oportunidad perfecta para desconectar y maravillarse con el universo.
Este fenómeno, que nos visita puntualmente cada verano, se debe a que nuestro planeta atraviesa una nube de polvo y partículas dejada por el cometa 109P/Swift-Tuttle. Al entrar en nuestra atmósfera a una velocidad vertiginosa de unos 59 kilómetros por segundo, estos pequeños fragmentos se incineran, creando los brillantes trazos de luz que llamamos estrellas fugaces.

¿Cuál es el mejor momento para ver la lluvia de estrellas?
Marcar el calendario es fundamental para no perderse el apogeo del evento. Los expertos señalan que las noches más intensas serán las del 11, 12 y 13 de agosto. Para una experiencia óptima, lo ideal es esperar a que pase la medianoche y mirar al cielo hasta el amanecer.
Este año, además, contamos con un aliado celestial. La Luna estará en fase creciente y se ocultará antes de la medianoche, lo que nos dejará un cielo mucho más oscuro y perfecto para la observación durante las horas de máxima actividad de las Perseidas.
¿Necesito un telescopio para ver las Perseidas?
Una de las dudas más comunes es si se requiere equipamiento especial. La respuesta, según las recomendaciones del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), es un rotundo no. De hecho, los telescopios o prismáticos no son recomendables porque limitan el campo de visión.
Lo mejor para cazar estrellas fugaces es usar la vista desnuda. El objetivo es abarcar la mayor porción de cielo posible, ya que los meteoros pueden aparecer en cualquier dirección y de forma impredecible.
Claves para una noche de observación perfecta
Para exprimir al máximo esta experiencia, seguir unos sencillos consejos puede marcar la diferencia. El más importante es alejarse de la contaminación lumínica de las ciudades. Busca un lugar despejado, como un campo o una montaña, donde la oscuridad sea la protagonista.
La comodidad también es clave. Llévate una manta, una toalla o una silla reclinable para poder tumbarte y mirar hacia arriba sin forzar el cuello. Y, sobre todo, ten paciencia. Tus ojos necesitarán al menos 15 o 20 minutos para adaptarse completamente a la oscuridad y empezar a percibir los meteoros más débiles.
¿Hacia dónde tengo que mirar exactamente?
Aunque las Perseidas reciben su nombre porque parecen irradiar desde la constelación de Perseo (su radiante), no es necesario fijar la vista en ese punto concreto. El consejo del IAC es dirigir la mirada hacia la zona más oscura del firmamento, preferiblemente en la dirección opuesta a donde se encuentre la Luna, si aún es visible.
Lo ideal es tumbarse y disfrutar del espectáculo. No te obsesiones con una sola dirección; simplemente relájate y deja que tus ojos recorran el lienzo estrellado. La magia de las Lágrimas de San Lorenzo aparecerá cuando menos te lo esperes.