Siete años después, la nueva rotonda de La Bañeza ya es una realidad para los conductores
El alivio llega por fin a miles de conductores leoneses. Tras un retraso de siete años que ha puesto a prueba la paciencia de los vecinos del Páramo y La Bañeza, la nueva rotonda que regula el conflictivo cruce de las carreteras LE-413 y LE-420 ya está en pleno funcionamiento. Esta infraestructura, largamente demandada, promete poner fin a uno de los puntos con mayor siniestralidad de la red viaria provincial y agilizar una conexión vital para la comarca.

¿Por qué era tan necesaria esta obra?
El cruce entre la LE-413, que vertebra el Páramo Leonés, y la LE-420, que da acceso directo a La Bañeza y a la autovía A-6, era conocido por su peligrosidad. Soportaba un tráfico diario muy elevado, con una fuerte presencia de vehículos agrícolas y camiones procedentes de la rica huerta del Páramo. La falta de visibilidad y la alta velocidad de los vehículos convertían cada incorporación en una maniobra de riesgo, generando un goteo constante de accidentes y sustos que los vecinos llevaban años denunciando.
¿Cuándo comenzaron las obras y cuál ha sido la inversión final?
Aunque el proyecto se anunció por primera vez en 2017, no fue hasta 2022 cuando se adjudicó formalmente el contrato. Según los datos oficiales de la Plataforma de Contratación del Sector Público, la obra se adjudicó por un importe final de 1.180.724 euros. La construcción ha consistido en una glorieta de 48 metros de diámetro exterior, dotada de un sistema de iluminación moderno y eficiente para garantizar la seguridad también durante la noche, además de mejorar el drenaje de la zona.
¿Qué mejoras concretas en seguridad aporta una rotonda?
Las rotondas son una de las soluciones más eficaces para reducir la siniestralidad en intersecciones. Su diseño obliga a los conductores a moderar la velocidad para entrar en ella, eliminando las colisiones frontolaterales, que son las más graves. Tal y como explica la Dirección General de Tráfico, las glorietas consiguen que, en caso de accidente, el impacto se produzca en ángulos más pequeños y a menor velocidad, lo que reduce drásticamente la letalidad. Con esta actuación, se espera que el antiguo «punto negro» se transforme en un enlace seguro y fluido, beneficiando no solo a los habitantes de la zona, sino también al transporte de mercancías y al sector agrícola.