Vivir en un barrio nuevo y moderno como La Lastra, en León, debería ser sinónimo de calidad de vida. Sin embargo, para muchos de sus vecinos, el día a día se ha convertido en una lucha contra el abandono. El paisaje de edificios de reciente construcción choca con la cruda realidad de solares vacíos, repletos de maleza, basura y un sentimiento general de dejadez.
La paciencia ha llegado a su fin. La Asociación de Vecinos ‘Reino de León’, en nombre de los residentes, ha alzado la voz para exigir una solución definitiva a un problema que se agrava con el tiempo. No se trata solo de una cuestión estética; la presencia de estos terrenos baldíos y sin vallar genera inseguridad, focos de plagas como ratas e insectos, y un riesgo muy real de incendios, especialmente con la llegada del calor.

¿Qué piden exactamente los vecinos de La Lastra?
La demanda de los residentes es clara y directa: que el Ayuntamiento de León haga cumplir la normativa vigente. Han presentado un escrito formal a la Concejalía de Urbanismo instando al consistorio a que obligue a los propietarios de estas parcelas a limpiarlas y vallarlas adecuadamente. «No pedimos nada extraordinario, solo que se aplique la ley por igual para todos», comentan fuentes vecinales, señalando la ironía de que se sancione a pequeños propietarios por nimiedades mientras grandes solares, muchos en manos de entidades financieras y promotoras, permanecen en un estado lamentable.
¿De quién es la responsabilidad de limpiar estos solares?
La responsabilidad principal recae sobre los dueños de los terrenos. La ordenanza municipal de León es contundente al respecto, y obliga a los propietarios a mantener sus parcelas en condiciones de seguridad, salubridad y ornato público. El papel del Ayuntamiento es el de velar por el cumplimiento de esta norma, actuando de oficio o a instancia de parte y, si es necesario, ejecutando la limpieza de forma subsidiaria para luego pasarle la factura al propietario, además de las posibles sanciones.
El problema de fondo, que no es exclusivo de León, es que muchos de estos solares son un legado de la crisis inmobiliaria de 2008 y ahora pertenecen a bancos o fondos de inversión que, en ocasiones, se desentienden de su mantenimiento. Esta situación se repite en numerosos barrios en desarrollo por toda España, convirtiéndose en una herida urbanística difícil de cerrar.
Los vecinos de La Lastra esperan que su reclamación no caiga en saco roto. Solo buscan poder disfrutar de un entorno limpio y seguro, el mismo que les prometieron cuando decidieron mudarse a una de las zonas de expansión de la ciudad. La pelota está ahora en el tejado del Ayuntamiento, que tiene las herramientas legales para actuar y demostrar que, en León, no hay ciudadanos de primera y de segunda.