La aventura de leer empieza con una chispa, no con una obligación. Y eso es precisamente lo que un innovador proyecto de la Universidad de León (ULE) está demostrando en las aulas de infantil de la provincia, transformando por completo la manera en que los más pequeños se acercan a las letras y las palabras.
Atrás quedaron los días de la repetición monótona y las fichas interminables. La pedagogía moderna ha demostrado que aprender a leer y escribir es mucho más que memorizar el abecedario. Se trata de un proceso comunicativo, social y, sobre todo, significativo para el niño. Cuando un pequeño entiende que escribir sirve para crear una lista de la compra o que leer abre la puerta a mundos fantásticos, el aprendizaje cobra un nuevo sentido.
¿Por qué es tan importante la forma en que los niños aprenden a leer?
La forma en que se introduce la lectoescritura puede marcar la diferencia entre un futuro lector apasionado y un niño que ve los libros como una tarea. Un enfoque positivo y lúdico no solo mejora la comprensión lectora, sino que fomenta la creatividad, el pensamiento crítico y una relación sana y duradera con el conocimiento.
«Leemos y escribimos en compañía»: la iniciativa leonesa
Bajo este sugerente nombre, un equipo de investigación de la Facultad de Educación de la ULE, ha puesto en marcha una revolución silenciosa. El proyecto, que cuenta con la colaboración de una quincena de colegios leoneses, busca implementar y evaluar prácticas docentes que se alejan del modelo tradicional para centrarse en un aprendizaje funcional y en contexto.

La idea es sencilla pero poderosa: los niños aprenden mejor cuando lo hacen juntos y con un propósito real. En lugar de planas de caligrafía, se proponen actividades como escribir una carta a un amigo, elaborar las normas de la clase o crear las etiquetas para los rincones del aula.
¿Qué diferencia a estos nuevos métodos de los tradicionales?
La principal diferencia radica en el enfoque. Mientras que los métodos tradicionales se centran en la decodificación (unir letras para formar sonidos), las nuevas corrientes pedagógicas ponen el foco en la comunicación y la función. Esto implica:
- Partir de textos reales: Se utilizan cuentos, recetas, carteles o noticias adaptadas, en lugar de frases descontextualizadas.
- Respetar el ritmo individual: Cada niño tiene su propio proceso madurativo, y estas metodologías lo respetan sin presiones.
- Aprendizaje activo: El niño es protagonista de su aprendizaje a través del juego, la experimentación y la interacción con sus compañeros.
- Integrar escritura y lectura: Ambos procesos se desarrollan de forma paralela y se retroalimentan constantemente.
Este tipo de iniciativas están respaldadas por grupos de investigación consolidados como el Grupo de Investigación EVIPRADE de la Universidad de León, que se dedica a la didáctica de la lengua y la comunicación.
Impacto en las aulas y apoyo en casa
Los resultados en los centros participantes son muy positivos. Los docentes observan una mayor motivación y participación del alumnado, que se enfrenta al reto de leer y escribir con curiosidad y sin miedo. Estas prácticas se alinean, además, con las directrices de las leyes educativas actuales, que promueven un aprendizaje competencial y significativo, tal y como se define en los principios de la Educación Infantil en España.
¿Cómo pueden los padres apoyar este tipo de aprendizaje en casa?
El rol de las familias es fundamental. Apoyar este proceso en casa es más sencillo de lo que parece y no requiere ser un experto. Algunas ideas son leer cuentos juntos cada día, hablar sobre las letras y palabras que se ven en la calle, animarles a “escribir” la lista de la compra (aunque sean garabatos con significado para ellos), o simplemente, tener libros y materiales de escritura a su alcance. Lo más importante es celebrar sus intentos y transmitirles el placer de la comunicación.