Los neones se apagan: la prostitución en León se muda a los pisos
Las luces de neón que antes señalaban los clubes de alterne en las afueras de León se están extinguiendo. La realidad de la prostitución ha abandonado los polígonos y carreteras para ocultarse en la aparente normalidad de los pisos de la ciudad. Se estima que más de tres cuartas partes de la prostitución en la provincia ya se ejerce en viviendas particulares, un cambio radical que dibuja un nuevo mapa mucho más opaco y peligroso para las mujeres.

¿Por qué la prostitución se traslada a los pisos?
Este fenómeno no es casual. Responde a una estrategia de los explotadores para ganar en discreción y control. Para los clientes, acudir a un piso es más anónimo que ser visto entrando en un club. Para las redes de trata, un piso es más barato de mantener y dificulta enormemente la acción policial y el contacto de las mujeres con organizaciones de ayuda. Esta invisibilidad crea una falsa sensación de seguridad que, en realidad, se traduce en un mayor aislamiento y vulnerabilidad.
Un laberinto de difícil salida
El traslado a las viviendas convierte la detección de casos de trata de seres humanos en una tarea titánica. Las mujeres, en su mayoría extranjeras en situación de extrema necesidad, quedan completamente a merced de sus explotadores. El contacto con el exterior se limita, las deudas se agrandan y el miedo las paraliza. Esta situación no es exclusiva de León, sino un reflejo de una tendencia nacional.
Según el último Balance sobre Trata y Explotación de Seres Humanos del Ministerio del Interior, en 2023 se identificaron en España 313 víctimas de explotación sexual, pero las cifras reales son mucho mayores. Las organizaciones que trabajan sobre el terreno advierten que lo que se ve es solo la punta del iceberg.
¿Qué dice la ley del ‘solo sí es sí’ sobre el proxenetismo?
La Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual, conocida como ‘ley del solo sí es sí’, ha intentado cercar a los proxenetas. La norma castiga el proxenetismo no coactivo, es decir, a quien se lucra de la prostitución de otra persona aunque no medie violencia o intimidación. Esto incluye, de forma específica, a quienes alquilan inmuebles o locales para este fin, buscando asfixiar el modelo de negocio de los pisos de citas.
La labor esencial de las ONG y la denuncia ciudadana
En este escenario tan complejo, la labor de entidades como APRAMP (Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida) es más crucial que nunca. Sus equipos recorren las calles y tratan de contactar con las mujeres para ofrecerles una salida, apoyo psicológico, jurídico y formativo. Sin embargo, el hermetismo de los pisos complica enormemente su trabajo.
¿Cómo se puede denunciar un posible caso de trata?
La colaboración ciudadana es clave para romper el silencio. Si se sospecha de un posible caso de explotación sexual en un piso (por el constante trasiego de hombres a todas horas, mujeres que no salen solas, etc.), se puede informar de forma anónima y segura. Los canales principales son el teléfono de la Policía Nacional (091) y el teléfono específico contra la trata de seres humanos: 900 10 50 90, una línea gratuita y que no deja rastro en la factura telefónica.