León dice adiós a un megaproyecto de energía verde
En plena transición energética, el biometano se ha posicionado como una de las alternativas más prometedoras. Es un gas 100% renovable, capaz de generarse a partir de nuestros propios residuos y de inyectarse directamente en la red de gas natural. Sin embargo, no todos los proyectos llegan a buen puerto. León acaba de experimentar esta realidad de primera mano, al confirmarse que la gran planta de biometano proyectada en la provincia, impulsada por gigantes energéticos como Enagás y Naturgy, finalmente no se construirá.
La noticia supone un revés para las aspiraciones de la provincia de convertirse en un polo de producción de esta energía limpia. El plan, que barajaba como ubicación el polígono industrial de Villadangos del Páramo, prometía no solo generar energía sostenible, sino también impulsar la economía local y la gestión de residuos orgánicos, principalmente purines de la ganadería.

¿Qué es exactamente el biometano y para qué sirve?
Para entender la importancia de este proyecto, es clave saber qué es el biometano. Se trata de un gas de origen renovable que se obtiene tras purificar el biogás, el cual se produce por la descomposición de materia orgánica (residuos agrícolas, ganaderos, lodos de depuradora o la fracción orgánica de la basura). Su composición es prácticamente idéntica a la del gas natural, por lo que puede usarse para los mismos fines: calefacción, agua caliente, uso industrial o como combustible para vehículos, con la ventaja de ser neutro en emisiones.
Un problema de números: la razón del frenazo
El principal obstáculo que ha encontrado el proyecto en León no ha sido tecnológico ni financiero, sino puramente logístico y de volumen. Para que una instalación de esta envergadura sea rentable, necesita una cantidad masiva y constante de materia prima. Las estimaciones para la planta leonesa apuntaban a una necesidad de 1,5 millones de toneladas de purines al año.
Aquí es donde las cuentas no han salido. A pesar de su importancia ganadera, la provincia de León genera aproximadamente 1,1 millones de toneladas anuales. Este déficit de 400.000 toneladas obligaría a transportar residuos desde otras provincias, disparando los costes logísticos y la huella de carbono del transporte, lo que haría inviable económicamente el proyecto.
¿Cuántos residuos se necesitaban para que la planta fuera viable?
El umbral de viabilidad estaba fijado en 1,5 millones de toneladas de residuos orgánicos anuales, una cifra que la producción actual de la provincia de León no alcanza, quedándose en torno a un 25% por debajo de lo necesario.
El mapa del biometano en España sigue creciendo
Pese a este contratiempo local, el impulso al biometano en España es una realidad. El Gobierno, a través de la Hoja de Ruta del Biogás, busca multiplicar por cuatro la producción nacional para 2030. De hecho, según el último informe de Sedigas, la asociación española del gas, ya hay numerosos proyectos en desarrollo por todo el país.
El ‘Mapa de Biometano’ de Sedigas muestra que Castilla y León sí cuenta con otras plantas en operación y proyectos en tramitación en otras provincias, lo que demuestra que el potencial existe, pero cada proyecto debe ajustarse a los recursos específicos de su entorno más inmediato.
¿Significa esto que León no tiene futuro en las energías renovables?
En absoluto. La cancelación de este proyecto de biometano se debe a unos requisitos de materia prima muy concretos. León sigue teniendo un enorme potencial en otras fuentes de energía renovable, como la solar fotovoltaica o la eólica, donde ya cuenta con importantes instalaciones y proyectos en desarrollo. Simplemente, este modelo de planta no era el adecuado para la escala de recursos disponibles en la provincia.